Conflicto Rusia-Ucrania: Orando por las razones correctas

Esta es mi oración y mi llamado a mis hermanos en Cristo:

Oremos por Ucrania, pero también por Rusia. Recordemos que en un conflicto armado, los seres humanos que mueren, pertenecen a todos los países involucrados. Las familias que sufren, las economías afectadas y muchas otras consecuencias impactan más allá de aquellos países. Así que oremos por todo ello, por todos ellos y, principalmente, por la salvación de rusos y ucranianos. No nos olvidemos de orar por nuestros hermanos en cada uno de aquellos países: que Dios les dé fortaleza y les ayude en estos tiempos difíciles, y que les permita ser luz y sal en cada región en la que ellos se encuentran. Y que a los gobernantes y a los militares que toman las decisiones, les dé sabiduría para encaminar cualquier plática, política y acción, hacia la paz y no hacia el incremento de las acciones bélicas y el aumento de las muertes y de la destrucción. Que Dios tenga misericordia de su pueblo en aquellos lugares y de todos los habitantes de aquellas regiones.

“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”.
1 Timoteo 2:1-6

En el amor de Cristo,

David Franco

Publicado originalmente en “¡Ya Levántate!” yalevantate.blogspot.com

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Fijando el rumbo y adrizando vidas – Día del padre 2020

por David Franco

“Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura” (Proverbios 4:1).

La palabra “padre” aparece 1,092 veces en la Biblia en un total de 945 versículos. Pero no por ello debemos, los que somos padres, sentirnos muy importantes o creer que estamos en una posición más alta que otros. No, al encontrar tantos versículos con esta palabra, más bien deberíamos entender que el Señor toma muy en serio el papel que en su soberanía y amor, estableció para nosotros, y nosotros en obediencia y amor, deberíamos buscar entender cabalmente dicho papel y vivir en Su diseño.

Por ejemplo, en el libro de Proverbios, encontramos varios consejos para los hijos en los que figura la palabra “padre”. Pero haríamos bien en considerar el otro lado de la moneda: si se insta a los hijos a escuchar el consejo, a seguir el ejemplo de su padre para ser honra de él, la exigencia es en ambos lados necesariamente, pues el padre debe dar ese consejo y ejemplo hablando y viviendo tal y como Dios lo ha mandado; y entonces habrá un consejo sabio que escuchar y una vida ejemplar que imitar. Con todo, debemos tener claro que honrar a nuestros padres no es opcional, es un mandamiento de nuestro Señor (cf. Éxodo 20:12; Efesios 6:2-3).

No se trata de perfección sino de dirección. Los padres fijan el rumbo con sus vidas, con su ejemplo, y adrizan* la de sus hijos con su amor y sus enseñanzas, siempre y cuando sus vidas, amor y enseñanzas, estén fincadas en la Palabra de Dios (cf. Deuteronomio 6:1-9; Efesios 6:1-4).

Honremos y demos gloria a nuestro Padre celestial; honremos a nuestros padres y seamos los padres que el Padre desea.


Junio 15 de 2014

* Adrizar – Enderezar, poner derecho algún objeto. Poner vertical un velero, contrarrestando la escora producida por el viento en las velas; se consigue gracias al peso de la tripulación y a la correcta puesta a punto de las velas en conjunción con un buen uso del timón.

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“Cuando te toca, ni aunque te quites, y cuando no te toca, ni aunque te pongas”

por David Franco, septiembre 19, 2016
escrito antes del terremoto de 2017


Hace 31 años [35 años a la fecha], yo trabajaba en Televisa Chapultepec, justo en el edificio que colapsó durante el terremoto del ’85, el que puedes ver en la imagen. Sí, fue impresionante y cuando lo vi en persona ese mismo 19 de septiembre, no lo podía creer. Pero Dios tenía otros planes para mí, como podrás notar, y me permitió seguir sobre esta tierra. De hecho yo tenía dos trabajos por aquellos días, y justo en estas fechas, estaba de vacaciones en ambos.

En esa época, en algún punto de esta misma ciudad, vivía mi amigo de la niñez, Carlos Trujeque Martínez. Con él pasé muchas, muchas horas de juego, justo afuera de la vecindad en donde vivían nuestras familias: fútbol en la banqueta, canicas y rayuela, tacón y al trompo, balero y matatena y no sé cuantos juegos más. En el ’85, Carlos estaba casado y con dos hijos, con quienes vivía en el trístemente célebre edificio de “Super Leche” y trabajaba, junto con su esposa, en un edificio de la Marina, en el centro de la Ciudad de México. Unas horas después del terremoto, me enteré de que, tanto el edificio de la Marina como el edificio “Super Leche” habían colapsado durante el movimiento telúrico. Y, no me preguntes cómo, pero me enteré de que Él junto con su esposa, al igual que yo, estaban de vacaciones.

Estando de vacaciones pero sin haber salido fuera de la ciudad, a la hora del terremoto ellos se encontraban en su departamento, en el edificio que cayó. Bajo diferentes circunstancias, hubieran estado en su oficina, justo en el edificio que también sucumbió en el terremoto. Como decimos en México: “Ya les tocaba”. Traté de llegar hasta el edificio de “Super Leche”. Esa tarde-noche nadie caminaba por las calles conmigo, ni una sola alma en esa zona: me parecía que andaba en un “pueblo fantasma”. El olor enrarecido del aire y el sonido estridente de trabajo de demolición a la distancia, eran mis únicos compañeros. Lo intenté, quise llegar hasta el edificio pero el ejercito me lo impidió, y tan solo pude ver, a una distancia de unas cuatro cuadras, cómo la maquinaria pesada removía los escombros del edificio. Después de eso, unos días más tarde, fui a diferentes lugares en donde se improvisaron morgues, pero su nombre nunca apareció en las listas. Carlos, junto con su esposa e hijos, terminaron sus días sobre esta tierra ese septiembre del ’85.

¡Imagínate que impresión! La misma circunstancia: vacaciones, pero un plan diferente de parte de Dios para cada uno. Ese día, 19 de septiembre de 1985, los dichos: “Nadie tiene la vida comprada” y “Cuando te toca, ni aunque te quites, y cuando no te toca, ni aunque te pongas” cobraron un significado muy real en mi vida. Dios tiene un propósito para mí y uno para ti; Dios tiene el control y Dios es soberano, tan difícil y tan complicado de aceptar como esto sea, esa es la realidad. Y también entendí que, aunque en mi carácter está impreso el proteger y defender hasta el último aliento a los míos, toda instrumentación humana para la seguridad de las personas, es relativa y nos hace vivir falsamente seguros. El único que lo sabe todo y que tiene el control de todo y que define el límite de nuestra existencia, es el Creador. Claro, debemos hacer lo conducente y apropiado en cuanto a los cuidados, protección y seguridad de los nuestros y de nosotros mismos; es nuestra responsabilidad. Pero nuestra confianza debe estar fincada solamente en Dios.

Si hoy volviera a ocurrir un terremoto y me tocara estar en un edificio que colapsara, sé que al morir, cerraré los ojos en este mundo y los abriré en la presencia de Dios y estaré con Él para siempre, ¿y tú?

Si entonces hoy tiembla y estás en un lugar del cual ya no salieras, ¿dónde pasarás la eternidad? No pienses que por vivir o trabajar en una construcción de una planta o porque ya no haya temblado tan fuerte en 31 años, estás totalmente exento de vivir lo que mi amigo Carlos. Por supuesto, no deseo que eso te ocurra; tampoco yo estoy exento de pasar por algo así. Solamente pregunto, ¿no será que hoy vives falsamente seguro y por ello no has pensado en dónde estarás dentro de 150 años?

Digo, pero también pregunto.

Toma unos minutos para leer el artículo “Falsamente Seguros y piensa con seriedad y detenimiento, ¿cuál será tu destino después de esta vida?

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Una depuración imaginaria

por David Franco, marzo 11, 2014

¿Qué pasaría si a todos los que nos decimos cristianos, en cada iglesia local del mundo, nos desahuciaran y nos dieran solamente tres semanas de vida?

Acompáñame a hacer un breve ejercicio de imaginación.

Durante la primera semana, todos se reunirían en los templos y llorarían juntos y orarían juntos. Los pastores estarían tratando de animar a todos los hermanos y de instarlos a orar por un milagro y por la aceptación de la voluntad de Dios y la comunión de los hermanos parecería mostrar el surgimiento de un avivamiento especial.

En la segunda semana, algunos comenzarían a salir a predicar el mensaje del evangelio en calles, transporte público, parques y en todo lugar. El remanente comenzaría a mostrarse. Por otro lado, una gran cantidad de “cristianos” se “unirían solidariamente” para levantar el puño contra el cielo. Estos y algunos otros comenzarían a vivir como si el mundo fuera a terminar y Dios no existiera; el libertinaje sería su día a día y entre estos, algunos creyentes de la hipergracia se añadirían a su causa: “sólo hay una vida y hay que disfrutarla”. Muchos de estos sabrían que han estado fingiendo y que van directo al infierno mientras que otros, yendo al mismo lugar, pensarían que van directo al cielo. Un tercer grupo maldeciría la existencia de Dios, y estaría demostrando que camina hacia el mismo lugar que los anteriores.

Finalmente, en el transcurso de la tercera y última semana, se mostraría claramente al remanente, la iglesia verdadera, aquellos que habrán vivido hasta el último instante buscando glorificar el nombre de Dios y que habrán podido decir junto con Job y Pablo: “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21) y “para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21); esos cristianos que habrán perseverado hasta el fin, como evidencia de que su fe era verdadera (Mateo 24:13).

En tres cortas semanas, la iglesia quedaría depurada.

¿Y si mañana a ti o a mí nos diagnosticaran una enfermedad terminal y nos quedaran sólo unas cuantas semanas de vida? ¿Demostraríamos ser del remanente?

¿Lo demostraríamos?

¿Somos del remanente?


Publicado originalmente en: “El Guijarro en la sandalia” 
http://elguijarroenlasandalia.blogspot.com/2014/03/una-depuracion-imaginaria.html

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La iglesia orando sin cesar

Por Ramsés Rodríguez
Congreso IBIMAR. Predicación a iglesias, jueves 25 de julio 18:30-20:00 hrs.

Pasaje. Hec. 12:1-19.

Orar es un mandato de Dios, y un ejemplo muy claro de la obediencia a este, lo vemos en la iglesia primitiva…

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